Sentirse habitado por la presencia
El yo es fuente inevitable de sufrimiento porque, en su afán de autoafirmarse, identificándose con la mente, nos aleja de la realidad y de la vida. Consciente del destino adonde el yo conduce, del sufrimiento que genera y de la ignorancia y mentira en que nos envuelve, es fácil reconocer la necesidad y la importancia de liberarnos de él. Y dado que el yo únicamente vive y es alimentado por el pensar, debemos ejercitarnos en la tarea de silenciar la mente y aprender a vivir en el no-pensamiento. Porque hablar de espiritualidad es hablar de la dimensión de profundidad. Implica reconocer...