Irene III

«Irene era escasamente consciente de lo que provocaba en aquellos hombres hipnotizados con su presencia. Ignoraba que era un centro de gravedad lleno de espinas. Quien se aproximaba demasiado acababa ensartado. La rosa no tiene intención de herir, pero si la tomas con la mano desnuda hace sangrar. Eso era Irene para aquellos hombres: rosa espinada.Tristán ya lo había comprobado. Iván no tardaría en hacerlo.…y yo, este visir que la alojaba en sus palacios, siempre me cuidé de no aproximarme a distancia de herida, por eso podía mirar al través de sus ventanas con cierta defensa. Con...