El señor del huerto
En El señor del huerto culminan, a mi juicio, las dotes de narrador y los aciertos de expresión de este escritor. No quiero ni siquiera esbozar el argumento de la narración para evitar que este prólogo, además de inútil, como casi todos los prólogos, irrite al lector anticipándole las peripecias de los entrañables personajes de la ficción. Pero sí quiero aludir de algún modo al contenido para ilustrar mi aserto de que la novela es un canto a la amistad. Y en este momento se me ocurre sospechar si toda la obra narrativa de Olaizola no es eseñcialmente esto mismo: un canto a la...