La madurez de Cervantes

Miguel de Cervantes, a su vuelta del cautiverio de Argel, se gana la vida como funcionario en el laberinto de la corte. Entre sus tareas contrastadas fi guran la de ser discreto correo real en Orán, comisario de abastos, cobrador de impuestos, «juez ejecutor de su Majestad» y, a ratos, escritor en busca de nuevos retos. La leyenda dice que fue en la cárcel, que lo acogió en su laberinto varias veces, donde mayor sosiego encontró para sus aficiones literarias. En estos veinticinco años también tuvo tiempo de tener amores con Ana Franca, reconocer a su hija natural Isabel de Saavedra y...