Treinta días de romance
La intrépida reportera Kate Harper pretendía infiltrarse en la familia real entrando por el dormitorio del príncipe Duarte Medina. Pero Duarte había pillado a la reportera con las manos en la masa... y pensaba aprovecharse de ello; si Kate Harper quería su artículo tendría que aceptar sus condiciones: convertirse en su prometida. Sería un acuerdo temporal para tranquilizar al padre de Duarte, pues de ningún modo el hijo mediano de los Medina pensaba dejar de ser soltero.