El bebe del Coronel

Cuando comencé este trabajo, era muy excitante. Cada vez que le contaba a la gente que era una científica especializada en ejecutar experimentos sexuales, quedaban atónitos y querían conocer todos los detalles. No los culpo. Los detalles podían ser muy jugosos. Hablar de cuerpos sensuales entrelazados me encendía de sobremanera. Me quedaba frente a ellos, tomando notas en mi sujetapapeles, pretendiendo que solo los veía por mi interés en la investigación, pero por dentro sentía que me derretía. Pero después de un tiempo, viendo todo tipo de actividad sexual, me comenzó a aburrir...

—Ha sido impresionante —dije en voz baja. —Ya lo creo —convino él. —Pero supongo que no volverá a ocurrir, ¿no? Se giró para mirarme directamente a la cara: —¿Y por qué no? —Por Slim... —dije mientras me encogía de hombros. —Slim y yo solo somos amigos. Nada más. —Pero creía... —Ya, y él también. Permanecimos en silencio durante un rato. —¿Entonces? —dije lentamente. Jimmy se me acercó: —¿Sí...? —Sonrió y yo le devolví la sonrisa. —¿Entonces quieres ser mi novio? —le pregunté.

Tessa una chica que proviene de unos padres extrangeros y humildes y estacomprometida con un Hombre rico y acude a conocer a sus suegros y encuentra el Cafe de Cassi un lugar donde lesbianas se reunen a disfrutar y compartir agradablemente , Tessa descubre que no esta enamorada de su prometido y que ella es lesbiana.....

Me tomó un instante echarle una mirada. Ella era hermosa con su enérgica y rubia cabellera. Sin embargo no era rubia natural y yo me preguntaba cuál sería su color de pelo original. Sin embargo la miré directo a sus ojos. Dos piscinas de un verde y azul brillante. Una niña podría ahogarse en ellas. Permití que mi mirada viaje a través de su cuerpo. Ella tendría que tener más o menos mi edad pero se podría pensar que tenía alrededor de dieciocho por cómo se veía su cuerpo. Era delgada, esbelta aunque con ua musculatura de años de barras de equilibrio y caballete. Su cintura era ...

En un futuro cercano, el ecoterrorismo, el colapso tectónico, las erupciones volcánicas incontroladas y la liberación de residuos radiactivos han hecho la vida casi insostenible en la Tierra. En este entorno devastado, la gente se refugia en las drogas y en los juegos de realidad virtual, mientras los gobiernos mundiales tratan desesperadamente de encontrar una salvación. Su esperanza es el planeta Dirangesept, pero la misión de los Guerreros Lejanos y sus máquinas de guerra ha sido un fracaso estrepitoso y Jon Sciler y sus compañeros regresan traumatizados y abucheados a la Tierra....

®Una novela maestra sobre el asedio a Sarajevo ̄. Frankfurter Allgemeine Zeitung Marcharse o quedarse. se es el conflicto que se balancea como un péndulo en la mente de quienes viven en una ciudad asediada. Dejar atrás la patria, el hogar y la familia o quedarse en un lugar en el que la lucha por la supervivencia es el pan de cada día. Sara sabe que no puede -o no debe- marcharse, al contrario que Antonija, su hija, y Kenan, el prometido de ésta, para quienes el futuro fuera de allí guarda todavía algún sentido. Pero los macabros hilos del destino truncan la operación. A partir de...

�He hecho algo terrible, Grace. Espero que puedas perdonarme�. Un thriller psicol�gico con un giro brillante e inesperado. Grace no ha vuelto a ser la misma tras la muerte de su mejor amiga, Charlie. Todav�a la persiguen sus �ltimas palabras. Mientras intenta buscar respuestas en su pasado, encuentra a una joven que afirma ser hermana de Charlie y Grace se muestra feliz de abrirle las puertas de su vida. Pero algo no va bien. Hay cosas que desaparecen, su novio act�a de forma extra�a y Grace est� convencida de que alguien la sigue. �Est� todo en su cabeza? �O se est�...

7 Relatos de terror con 7 ilustraciones de Kristina Loren. UN TRATO ENTRE CABALLEROS. Javier Quevedo Puchal BAJO LAS RUINAS Israel Quevedo Puchal BAÑOS UNIVERSITARIOS Jose Sanchis Mezquita EL SACO DEL MANDUCA Javier García Martínez LICANTROPÍA Jose Sanchis Mezquita EL VIEJO MANUSCRITO Javier García Martínez LA ÚLTIMA OFRENDA Israel Quevedo Puchal