Una rosa blanca, una rosa negra

Seis relatos de misterio ilustrados, donde encontrarás giros inesperados de la mano de sus extraordinarios protagonistas y otros un tanto excéntricos, que no te dejarán indiferente: Félix, que habita en una casa de locos y no recuerda si acabó con la existencia de su amada, la desaparecida, sin dejar rastro alguno, Eleonora. Leandro, un católico y sencillo profesor de filosofía encuentra a tres de sus alumnos muertos en extrañas circunstancias por causas desconocidas. ¿Sectas satánicas? Diego no consigue recordar nada debido a una pérdida de memoria y es acusado de cometer un atroz ...

Un inesperado giro en la vida de Igal lo lleva al encuentro consigo mismo después de haber vivido una turbulenta relación afectiva. Su exmujer le impide el contacto con su hija y, por si fuera poco, descubrió que estaba enamorado de un hombre. La vida le tendría preparadas innumerables sorpresas al terapeuta recién salido del clóset que —al intentar confiar en el amor— se topará con un delicado cuestionamiento judicial. Otra lección que, irremediablemente, deberá aprender. Cuando todo se desmorona alrededor y perdemos el sentido que nos indica dónde ir, suele surgir alguien que...

Un encargo editorial pone a Alejandra Varela, especialista en arte urbano, tras la pista de Sniper, un reconocido artista del grafiti, promotor de acciones callejeras al l�mite de la legalidad --algunas de ellas con resultados fatales-- del que casi nadie ha visto jam�s el rostro ni conoce el paradero. La b�squeda conducir� a la protagonista de Madrid a Lisboa, y de ah� a Verona y N�poles en su intento por descifrar cu�l es el objetivo al que apunta la mira mortal del cazador solitario.�En mis novelas siempre hay una �pica, una clase determinada de h�roe. En este sentido...

Lo que comenzó como un día normal en la vida de Valentín Guzmán, espía de la Dirección Federal de Seguridad, acabaría tornándose en una complicada red de intrigas internacionales que cambiaría el rumbo de la historia y a él le arruinaría la existencia para siempre. Esa mañana de septiembre de 1963, Valentín tenía asignada la vigilancia de un individuo apocado, de mirada triste y camisa mal fajada, al que los mandos superiores de la inteligencia nacional seguían por sus posibles nexos con los soviéticos y los cubanos. Nada fuera de lo común en aquellos días de la Guerra...