La senda de los planetas

En El señor del huerto culminan, a mi juicio, las dotes de narrador y los aciertos de expresión de este escritor. No quiero ni siquiera esbozar el argumento de la narración para evitar que este prólogo, además de inútil, como casi todos los prólogos, irrite al lector anticipándole las peripecias de los entrañables personajes de la ficción. Pero sí quiero aludir de algún modo al contenido para ilustrar mi aserto de que la novela es un canto a la amistad. Y en este momento se me ocurre sospechar si toda la obra narrativa de Olaizola no es eseñcialmente esto mismo: un canto a la...

Durante su estancia en Grecia, Nair vivirá una aventura extraordinaria con sus amigos Ulises, Aquiles y Teseo: ¡tendrán que salir de un laberinto, escapar del cíclope Polifemo y navegar junto a Jasón y los argonautas! Pero no sin antes conocer su futuro, en el oráculo de Delfos; y un gran secreto, ¡el de la felicidad!

El universo cambiará en un instante. El crimen en Titán era casi inexistente. No existía la pena de muerte, tampoco una instalación que pudiera retener la fuerza e inteligencia de Thanos. Debido a esto, la gente de Titán optó por la solución más directa: el exilio. No sólo de Ciudad Eterna. No. Del planeta. A cierta edad, los titantes se alejaban de su gran sociedad para aventurar en el mundo y descubrirse a sí mismos y a sus destinos. No obstante, Thanos fue expulsado, pero no de la sociedad, sino del mundo.

Nuestro joven amigo está pasando difíciles momentos, tanto en el presente como en el pasado, aún no ha desvelado los misterios que se ciernen sobre su origen y que comienzan en la noche de su nacimiento. Al lado de Arturo Adragón estará, como siempre, su fiel escudero Metáfora que le ayudará en los dos mundos, tan distintos pero tan coincidentes en sus peligros y amenazas. ¿Logrará Arturo superar las dificultades y encontrar el camino hacia la Luz? Una novela que hará temblar los cimientos de la realidad.