Carmen Amaya fue mujer y gitana de personalidad muy singular. Catalana, la más universal de su tiempo, y aún hoy, aunque a veces no se le haya reconocido. Fue, claro está, una grandiosa artista, cantaora más que notable y bailaora genial. La más genial e irrepetible de todos los tiempos. Era tal la fuerza con la bata de cola, o vestida con pantalón de talle y chaleco, y el brío que ponía, el ímpetu, que se diría imposible en una mujer. Su cara de pantera hermosa, la pequeña cabecita, su pelo de azabache, los flamenquísimos brazos, su abrasadora mirada, el talle escaso, su cuerpo...