Trilobites

El abuelo de Sophie Connell, vicario de St. Mark's, iba a oficiar su boda número dos mil, la última antes de jubilarse. Se esperaba que fuera un acontecimiento grandioso, pero Bryn Jasper convenció a la feliz pareja para que celebraran la boda en su precioso complejo turístico. Sophie estaba furiosa por el disgusto que iba a darle a su abuelo. Volvió de Nueva York dispuesta a convencer a los novios para que se lo pensaran mejor, incluso si ello suponía tener que ponerse a trabajar para Bryn. Pero cuando él resultó ser lo que ella siempre había soñado, su dilema fue aún mayor.

Alguien tiene el poder y te mira. «El poder entre sombras» es una saga conformada por una serie de novelas en contexto histórico, entretenidos thrillers de acción con situaciones conflictivas y peligrosas; donde el lector se involucra y apasiona. El Taller de la Nueva Era, primer libro de la saga, está ambientado en Santiago de Chile entre los años 1968 y 1973. Un emblemático profesor selecciona a un grupo de estudiantes y forma un taller para estudiar el enigma de la «Logia Lautarina». Su formación e injerencia en la independencia de las colonias españolas y posteriormente en su...

Derek no sabía amar, y no quería arrastrarla a una vida desgraciada. Violet sabía que se había enamorado del hombre equivocado, nunca un lord se iba a casar con ella. Derek Carlington era un joven lord que había crecido sin amor. Su vida estuvo llena de caras agrias y de obligaciones que su padre se ocupaba de supervisar, aunque no viviera en la misma casa. Los criados eran los más estrictos de Londres, sus maestros los más severos y su madre... Ella era tan víctima como él de las maquinaciones del marqués. Todo ello cambió cuando a los veintiún años su padre fue a Londres y le...

—Ha sido impresionante —dije en voz baja. —Ya lo creo —convino él. —Pero supongo que no volverá a ocurrir, ¿no? Se giró para mirarme directamente a la cara: —¿Y por qué no? —Por Slim... —dije mientras me encogía de hombros. —Slim y yo solo somos amigos. Nada más. —Pero creía... —Ya, y él también. Permanecimos en silencio durante un rato. —¿Entonces? —dije lentamente. Jimmy se me acercó: —¿Sí...? —Sonrió y yo le devolví la sonrisa. —¿Entonces quieres ser mi novio? —le pregunté.