Claustro

Nos narra el autor en un lenguaje directo, sencillo, alegre, al desnudo y con las francas palabras del comn, como afloran los recuerdos cual igual el sudor al cuerpo, en donde las experiencias azules hacen su propio nido para ensearle a vivir a un ndigo entre los humanos. Este es el recuento de quien vive en segunda ocasin, con los recuerdos que le inundan su final, de lo que es vivir, sentir y caminar hacia el futuro que lo espera con las arrugas marchitas o un amor con sabor a inocencia y una bala que le busca el deseo de querer cambiar el mundo y su inters. Es el precio que se paga por...

La gran autora romántica vuelve a la novela histórica con esta historia ambientada en el siglo XVIII, a caballo entre dos continentes. Segunda entrega de la saga «Edilean» Escocia, 1766. Angus McTern, jefe de su clan, y es respetado por los hombres y adorado por las mujeres. Hasta que aparece Edilean Talbot. Edilean, nacida en la opulencia, representa todo lo que Angus desprecia. Sin embargo, no puede evitar enamorarse de la joven. Cuando ella se enfrenta con él, Angus se siente muy dolido y humillado ante su clan. Pero llega la herencia que le legó su padre. Angus dejará a un lado su...

Winner of the National Book Award for Best First Novel: Ann Arensberg’s celebrated work tells a hallucinatory tale of sexual desire, jealousy, and savage love On a June night in the Berkshire Hills of Massachusetts, Marit Deym prowls her land, anxiously awaiting the arrival of the van from the Dangerfield Zoo. When it finally comes—hours late—five wolves leap out onto the sprawling wildlife refuge Marit has created. And then one night, the wolves bring a stranger to her door. A poetry instructor at a school for the blind, Gabriel Frankman lives in self-imposed exile after the death of...

Son las primeras en levantarse y las últimas en acostarse. Duermen en cuartos pequeños, caminan por el barro en pleno invierno, comen cosas distintas a las que cocinan y sirven. Soportan las humillaciones de sus patronas, de los hijos de sus patronas y, en ocasiones, de las manos demasiado largas de su patrón. Frente a ellas, la Pilola, la Cata y todas las mujeres para cuyas grandes casas solventadas por los maridos, la presencia de las nanas resulta imprescindible. Viven con el miedo y la sospecha de que les vayan a robar, metan al hijo adolescente en sus camas, abandonen sus trabajos de...