Elena Fortún, nacida como Elena Fernández García en Madrid el 22 de marzo de 1886, fue una destacada escritora española cuyo trabajo se centró principalmente en la literatura infantil y juvenil. Su pluma dejó una huella imborrable en el ámbito literario español, convirtiéndola en una figura esencial de su época.
Desde joven, Fortún mostró una profunda inclinación por la literatura. A pesar de las limitaciones que conllevaba ser mujer en su tiempo, se destacó en un entorno literario predominantemente masculino. Su carrera literaria comenzó en la década de 1920, cuando empezó a colaborar con diversas revistas y periódicos, donde publicó cuentos, ensayos y artículos. Sin embargo, fue su obra más conocida, “Cuentos de la abuela Amelia”, la que la catapultó a la fama.
La obra de Fortún se caracteriza por su enfoque en los sentimientos y la psicología de los personajes, a menudo reflejando las inquietudes y emociones de la infancia. Su estilo es accesible, utilizando un lenguaje claro y directo que encantaba tanto a niños como a adultos. Esto le permitió conectarse con un amplio público y establecerse como una escritora de renombre en la literatura infantil.
En 1935, Fortún creó uno de sus personajes más emblemáticos, “Maripuchi”, una niña cuyos relatos y aventuras cautivaron la imaginación de los jóvenes lectores. Maripuchi se convirtió en un símbolo de la literatura infantil en España y es recordada aún hoy como un personaje entrañable y significativo en la cultura literaria española. Las historias de Maripuchi, llenas de aventuras y aprendizajes, reflejan los cambios sociales y culturales de la época, así como las luchas que enfrentaron muchos durante la Guerra Civil Española.
La Guerra Civil trajo consigo una serie de dificultades para muchos escritores, y Fortún no fue la excepción. En este período, se vio obligada a exiliarse, y su vida se vio marcada por la tristeza de la separación de su país y su cultura. Durante su exilio en Francia y más tarde en Argentina, continuó escribiendo, aunque sus obras de esta época no alcanzaron el mismo nivel de reconocimiento que sus escritos anteriores. En su obra posterior, se percibe una melancolía y una búsqueda de identidad, reflejando sus experiencias personales y el dolor del desarraigo.
Regresó a España en 1946, donde continuó su labor literaria, aunque la censura y las restricciones impuestas por el régimen franquista limitaron su producción. Sin embargo, Fortún no se rindió y continuó escribiendo, aunque muchas de sus obras no fueron publicadas hasta años después de su muerte. Su legado literario incluye numerosas obras de cuentos, ensayos y novelas que aún son leídas y valoradas en la actualidad.
Elena Fortún falleció el 8 de diciembre de 1952 en Buenos Aires, dejando una rica herencia literaria que ha influido en generaciones de escritores y lectores. Su trabajo es un testimonio de su dedicación a la literatura y a la educación de los más jóvenes, así como de su valentía y resiliencia ante las adversidades. A través de sus escritos, continúa viva en la memoria colectiva de la literatura española, siendo recordada como una pionera en la creación de literatura infantil y como una voz auténtica en una época de turbulencia.
En resumen, la vida y obra de Elena Fortún es un reflejo de las luchas y logros de una escritora que, a pesar de las dificultades, logró transmitir sus sueños, emociones y enseñanzas a través de sus relatos. Su legado perdura, y su influencia sigue siendo un punto de referencia en la literatura contemporánea.