Carme Camprubí i Escalé (1888-1980) fue una escritora, traductora y activista cultural española, conocida por su importante contribución a la literatura catalana y su papel en la difusión de la cultura catalana en el exilio. Nacida en el seno de una familia acomodada en Barcelona, Camprubí mostró desde joven un gran interés por la literatura y las humanidades.
En su juventud, estudió en el Institut de Cultura i Biblioteca Popular de Catalunya, donde se expuso a la obra de destacados autores y pensadores de la época. Esta formación inicial cimentó su carrera literaria, y en 1911 publicó su primer libro, un conjunto de poemas que la posicionaron como una de las voces emergentes de la literatura catalana. Su estilo poético incluía una mezcla de modernismo y simbolismo, lo que le otorgó una voz única en su tiempo.
Camprubí no sólo fue escritora, sino también una ferviente defensora de la lengua y cultura catalanas. Su compromiso la llevó a participar activamente en diversas organizaciones culturales y políticas. En 1922, cofundó la Societat Catalana de Literatura, que tenía como objetivo promover la producción literaria en catalán. Durante la dictadura de Primo de Rivera y más tarde con la Guerra Civil Española, su actividad se intensificó, y Camprubí se convirtió en una figura clave en el ámbito cultural catalán.
Tras la victoria franquista en 1939, Camprubí se exilió en Francia, donde continuó su labor literaria y cultural. En el exilio, colaboró con diversas revistas y publicaciones dedicadas a la literatura catalana, y también se dedicó a la traducción de obras de autores españoles y europeos al catalán y al francés, promoviendo así la cultura catalana en un contexto internacional.
Uno de los hitos en su carrera fue su relación con el poeta y ensayista Joaquim Amat-Piniella, quien se convirtió en su pareja y con quien compartió una profunda conexión cultural y literaria. Juntos, colaboraron en varios proyectos literarios y culturales durante su exilio, lo que consolidó su legado en la literatura catalana.
La obra de Camprubí abarca una amplia gama de géneros, donde resaltan la poesía, el ensayo y el periodismo. Sus textos a menudo reflexionaban sobre la identidad cultural catalana y la lucha por la libertad de expresión. Su estilo se caracteriza por una prosa clara y directa, combinada con una rica lírica que resuena con los sentimientos de desarraigo y nostalgia propios del exilio.
A medida que los años avanzaban, la situación política en España comenzaba a cambiar, lo que permitió que muchos escritores exiliados regresaran a su patria. Camprubí, ya mayor, decidió regresar a Barcelona en la década de 1970, donde fue recibida con entusiasmo por la comunidad literaria. Su retorno marcó un importante símbolo de la resiliencia de la cultura catalana tras años de represión.
Carme Camprubí i Escalé falleció en 1980, dejando tras de sí un legado literario y cultural que sigue siendo estudiado y apreciado en la actualidad. Su incansable labor en defensa de la lengua y cultura catalanas, así como su contribución a la literatura, la han consolidado como una figura fundamental en la historia de la literatura catalana del siglo XX.
En reconocimiento a su labor, diversas instituciones culturales y literarias han establecido premios y homenajes en su nombre. Su obra continúa inspirando a nuevas generaciones de escritores y activistas en la lucha por la identidad y la libertad cultural.