Queerlequin: Vencer o desaparecer

Sage ha abandonado la seguridad de su antiguo trabajo como asistente ejecutiva de un idiota, y se ha lanzado de lleno abriendo Investigaciones McGuire. Si tan sólo el contar con la pistola e intuición policial del sargento Carter Morgan pudiese salvarla de ser rozada en la sien por una bala, así como ahorrarle otra visita a la sala de urgencias en su intento de recuperar a Mimi, la perrita del tío de su mejor amiga, de un usurero chiflado en su primer caso como investigadora privada... La aterradora y manipuladora exnovia de Carter, la agente especial del FBI Mia Williams, vuelve a la...

Un día perfecto, un crimen terrible. En una tarde tranquila, Grace advierte que la escuela donde estudia su hijo Adam, de ocho años, y donde trabaja su hija Jenny, de diecisiete, está en llamas. Consigue localizar a su hijo, que está fuera de peligro, pero se da cuenta de que su hija sigue en su interior, de modo que irrumpe en el edificio para salvarla. Cuando recupera la conciencia, Grace se encuentra en el hospital y tanto ella como su hija están gravemente heridas, debatiéndose entre la conciencia y la muerte corporal, observando a médicos y familiares a su alrededor, pero sin...

Mary Duvall había regresado a Eastwick a reclamar su herencia... no a retomar su relación con el millonario Kane Brentwood. Años atrás, no le había importado ser la amante de aquel lord inglés. Pero cuando él se casó con otra mujer, Mary juró no volver a caer rendida en sus brazos nunca más. Ahora no tenía otra opción que resistirse a su poder de seducción; para hacerse con el dinero de la herencia, debía evitar cualquier tipo de escándalo.Kane estaba acostumbrado a conseguir todo lo que deseaba, pero Mary no tenía la menor intención de claudicar y enfrentarse a la verdad...

"Era jueves, mediados de abril. Se me acababa de terminar la leche de soja y me había bajado la regla aunque, según la aplicación del móvil y mis cálculos, tenía que venir una semana después, pero allí la tenía, en todo su esplendor. El final perfecto para otra semana perfecta. Me estaba mirando en el espejo y lo único que veía era una cara hinchada como una torta de pan y unas ojeras que parecían las de un oso panda. Que igual no era por la regla, que igual era porque me había pasado toda la noche llorando. Llevaba tres días sin lavarme el pelo y cinco sin salir de casa. Bueno, ...