Un trillón de estrellas

El monstruo se encuentra en la tradición literaria y en el folclore de todas las culturas y de todas las épocas. Casi todos los seres monstruosos de las narraciones de todos los tiempos reflejan una parecida visión del mundo, recreada asimismo en el cine: todos parecen atados a la proyección que tenemos del otro, del diferente, del deforme, del extraño, de la fealdad entre la belleza, de la maldad frente a la inocencia Seres que nos mueven a la curiosidad, a la burla, al miedo o al desprecio, los monstruos simbolizan las contradicciones y los miedos propios de la condición humana.

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Sebas aparece en París, en 1651. Enseguida se da cuenta de que es posible que esté en el libro de Los tres mosqueteros, que era la novela preferida de su madre, y el lugar en el que pensó cuando perdió a su familia al salir de la Luna. Lo primero que tiene que hacer es encontrar a su familia y por el camino conoce a los mosqueteros, que nos son tres si no trece, y vive una aventura parecida a la de la novela de Dumas, lo que le lleva a pensar que quizá no esté en la novela, si no en los acontecimientos que inspiraron al escritor para escribir la novela.

Naga quiere ser samurai para ponerse a las órdenes del Emperador. Para ello emprende un largo viaje en el que hace muchos amigos, cada uno de los cuales le enseña una virtud. Por fín, llega a un pueblo, ante el sabio más sabio, que le enseña la escritura y Naga acaba siendo también un gran sabio.