Trece poemas de amor y una cosa larga

Existen muchas maneras de fastidiar una sorpresa. Cosas como la gula, la lujuria o la envidia son los peores enemigos a la hora de hacer un regalo. Así lo descubre Policarpo junto a sus colegas de oficina la mañana en la que se olvidan del cumpleaños de su jefa. Siete maneras de estropear una tarta es una divertida novela corta que explica cómo no hay que comportarse antes de dar una sorpresa.

En este nuevo libro de poemas, Juan Antonio Masoliver Ródenas ahonda en el mundo que ha ido configurando a lo largo de su obra. En él son evocados el cuerpo femenino, los amigos, los caballos que desde la infancia quedaron en la retina del poeta, e incluso el mundo trascendente. Estructurado como una narración, Sònia es el libro más ambicioso de Masoliver Ródenas, quien, sin abandonar su peculiar humor ni su erotismo, se ve guiado ahora por un hondo sentimiento de desolación.

Una melcocha de sentimientos. Versos y prosa breve pero con sentimientos eternos.Un libro para sentarse a atrapar ideas viajando con un buen café o té.

La de Almuzara no es poesía culturalista, al menos si damos a este adjetivo aquel sentido un tanto pirotécnico que habitualmente se le daba en la década de 1970, pero sí es, y en un alto grado, poesía culta. Poesía nacida de alguien que, lejos de establecer, como otros han hecho, una frontera impenetrable entre vida y cultura, tiene la cultura perfectamente integrada en su espacio vital. [...] Esencialidad, tradicionalismo, claridad, concisión, contención... Lo más sustancial de su poética ya lo sintetizó el propio Javier Almuzara, contrahaciendo una frase célebre de Gabriel...

Estoy convencido de que fue en el otoño cuando puse encima de mi mesa un poemario con algo más de setenta poemas, una ilusión de algo más de setenta toneladas y una calidad de unos setenta quilates. Estoy convencido de que esa amplia colección de versos distribuidos por entre estas páginas, cargadas de tanto sentimiento, con tanto como quieren decir y con tanto como esconden en cada una de las lecturas, se convirtieron en una enorme montaña por la que tendría que dejar pasar las cuatro estaciones, o quizás alguna más, para poder subir a la cima y beberme lo que Paco Blázquez...