Las cicatrices no duelen

Anabel Gonzalez, autora de Lo bueno de tener un mal día, nos explica que curar los traumas, bloqueos y heridas del pasado es posible. Cuando nos hacemos una herida, lo mejor es limpiarla bien y dejarla secar al aire. Así se irá cerrando, se volverá una cicatriz y dejará de doler. Al mirarla, recordaremos lo que pasó, pero ya no sentiremos dolor. Si por el contrario tapamos la herida y nos decimos que no está, es posible que acabe infectándose y generando un problema de más envergadura. Con las heridas emocionales pasa lo mismo. Cuando algo nos ha dañado, hemos de entender cómo nos...