Paul G. Allen fue un destacado empresario, inversor y filántropo estadounidense, conocido principalmente por ser cofundador de Microsoft junto a Bill Gates. Nació el 21 de enero de 1953, en Seattle, Washington. Desde una edad temprana, Allen mostró un gran interés por la tecnología y la informática, lo que lo impulsó a estudiar en la Universidad de Washington, donde conoció a Gates.
En 1975, Allen dejó la universidad para unirse a Gates en la creación de Microsoft. Juntos, desarrollaron el primer sistema operativo para el Altair 8800, un microordenador que marcó el inicio de la revolución de la computación personal. Gracias a su visión y habilidades técnicas, la compañía comenzó a crecer rápidamente, y en 1986, Microsoft salió a bolsa, convirtiendo a Allen en multimillonario a una edad temprana.
Sin embargo, en 1983, Paul C. Allen fue diagnosticado con linfoma no Hodgkin, lo que lo llevó a retirarse de la gestión diaria de Microsoft. Aunque continuó siendo un accionista significativo, su enfoque se desplazó hacia otros intereses, incluidos la filantropía y la inversión en diversas empresas.
A lo largo de su vida, Allen fue un apasionado defensor de la investigación y el desarrollo en campos como la ciencia, la tecnología y el arte. En 1986, fundó la Fundación Paul G. Allen, que ha donado cientos de millones de dólares a diversas causas, desde la conservación del medio ambiente hasta la educación y la medicina. Uno de sus proyectos más ambiciosos fue la creación del Experience Music Project, un museo en Seattle dedicado a la historia de la música popular y la cultura musical.
Además de su trabajo filantrópico, Allen realizó inversiones significativas en la industria del entretenimiento y los medios de comunicación. En 2010, adquirió los Portland Trail Blazers, un equipo de la NBA, y en 2018, compró los Seattle Seahawks, un equipo de la NFL, convirtiéndose en un influyente propietario de equipos deportivos.
Paul Allen también fue pionero en la exploración del espacio y los océanos. Fundó Stratolaunch, una empresa dedicada al lanzamiento de cohetes y tecnología espacial, y además invirtió en proyectos para la exploración submarina, como el R/V Petrel, que localizó los restos de varios barcos hundidos en la Segunda Guerra Mundial.
Falleció el 15 de octubre de 2018, debido a complicaciones de su enfermedad, pero su legado perdura a través de sus contribuciones a la tecnología, la ciencia y su dedicación a las causas benéficas. La visión de Allen no solo transformó la computación, sino que también impactó de manera profunda en la sociedad, inspirando a futuras generaciones a explorar y desarrollar nuevas tecnologías que mejoren la vida de las personas.
En resumen, Paul G. Allen fue un innovador cuya pasión por la tecnología y el conocimiento lo llevó a convertirse en una figura icónica en la historia contemporánea. Su vida y obra continúan siendo un recordatorio del poder del espíritu emprendedor y la importancia de la filantropía en la construcción de un mundo mejor.