Máximo Gorki, nacido como Alexei Maximovich Peshkov el 28 de marzo de 1868 en Nizhni Nóvgorod, Rusia, fue un escritor, dramaturgo y político soviético, conocido por ser una de las figuras más prominentes de la literatura rusa del siglo XX. Su vida estuvo marcada por la pobreza y la lucha, experiencias que influyeron profundamente en su obra literaria y su ideología política.
Gorki creció en un ambiente familiar complicado. Su padre, un comerciante, murió cuando él era muy joven, lo que forzó a su madre a trabajar arduamente para mantener a la familia. La difícil situación económica llevó a Gorki a abandonar la escuela a los 11 años y empezar a trabajar en diversos empleos, lo que le permitió conocer de primera mano la dura realidad de la vida de los trabajadores en Rusia. A los 16 años, Gorki se fue de su hogar y comenzó a viajar por el país, recogiendo experiencias que más tarde plasmaría en sus escritos.
Durante sus años de juventud, Gorki desarrolló un interés por la literatura y, aunque no tuvo una educación formal, comenzó a escribir cuentos y obras de teatro. Su primer cuento, La historia de mi contemporáneo, fue publicado en 1897. Sin embargo, fue su obra Los bajos fondos (1902) la que lo catapultó a la fama. Esta obra refleja la vida de los marginados y los miserables de la sociedad, un tema recurrente en su escritura. Gorki se convirtió en un defensor de los oprimidos y en un crítico feroz de la clase alta y del régimen zarista.
La obra de Gorki no solo se limitó a la narrativa; también incursionó en el teatro. Su obra El barco de los locos (1901) es un ejemplo de su habilidad para mezclar lo trágico con lo cómico, reflejando la desesperanza de una generación. Su estilo literario se caracteriza por un realismo crudo, que se hace eco de las voces de los desposeídos y de la lucha por la justicia social.
El inicio de la Revolución Rusa en 1917 tuvo un impacto significativo en la vida y obra de Gorki. Aunque al principio se mostró reticente hacia los bolcheviques, pronto se convirtió en un ferviente defensor del nuevo régimen. Gorki fue nombrado miembro de la Academia de Ciencias de la URSS y recibió reconocimiento por su contribución a la literatura y a la sociedad soviética. Sin embargo, su relación con el gobierno fue a menudo conflictiva, y Gorki se vio obligado a salir de Rusia en varias ocasiones durante la década de 1920 debido a desavenencias políticas.
Durante su exilio, Gorki vivió en varios países, incluyendo Italia y Alemania. Fue un período de intensa creatividad y producción literaria, donde escribió algunas de sus obras más importantes, como El estante de los libros. En 1931, regresó a la Unión Soviética tras la invitación de Stalin, quien lo consideraba un importante símbolo cultural. Gorki continuó su labor como escritor y activista político, contribuyendo a la formación de una nueva literatura soviética que celebrara el ideal comunista.
Gorki también fue un defensor de la educación y la cultura, creando iniciativas que ayudaran a promover la alfabetización y el acceso a la literatura entre el pueblo soviético. En su obra, Gorki abogó constantemente por el amor a la humanidad y la lucha contra la opresión, convirtiéndose en un símbolo de la resistencia y la esperanza para muchas generaciones.
El 18 de junio de 1936, Máximo Gorki falleció en Moscú. Su legado perdura a través de su vasta obra, que incluye novelas, cuentos, ensayos y obras de teatro. A menudo considerado el precursor del realismo socialista, Gorki influyó en muchos escritores contemporáneos y posteriores, y su trabajo sigue siendo estudiado y celebrado en todo el mundo.
En resumen, la vida de Máximo Gorki es un testimonio de la lucha del individuo por la justicia y la dignidad en un mundo marcado por la opresión. Su literatura sigue siendo un espejo de las dificultades de la condición humana, un recordatorio de que, a pesar de la lucha, la esperanza siempre debe prevalecer.